Bernardo

Probablemente no haya en nuestra vida un instante más terrible que aquel en que uno descubre que su padre es un hombre… hecho de carne humana.

El respeto por la verdad es casi el fundamento de toda moral. “Nada puede surgir de la nada”. Esto es un profundo pensamiento si uno concibe hasta qué punto puede ser inestable “la verdad”.

viernes, junio 30, 2006

Quizás por eso es que me gustas tanto

Harry miró a sus amigos: Ron mantenía los ojos entornados, como si lo deslumbrara el sol; las lagrimas surcaban el rostro de Hermione, pero Ginny ya no lloraba. Ella lo miró con la misma expresión firme y decidida que cuando lo había abrazado después de ganar sin él la copa de Quidditch, y Harry se dio cuenta de que ambos se entendían a la perfección, y de que cuando le dijera lo que pensaba hacer, ella no le replicaría: (Ten cuidado) o (No lo hagas), sino que aceptaría su decisión porque no esperaba menos de él. Así que se armó de valor para decir lo que sabía que debía decir desde la muerte de Dumbledore.

–Oye, Ginny... –musitó, mientras alrededor la gente reanudaba las conversaciones interrumpidas poco antes y se levantaba –. No podemos seguir saliendo juntos. Tenemos que dejar de vernos.

Ella esbozó una enigmática sonrisa y replicó:

–Es por una razón noble y absurda, ¿verdad?.

Estas últimas semanas contigo han sido... como un sueño –prosiguió Harry –. Pero no puedo... no podemos... Ahora tengo cosas que hacer y debo hacerlas solo. – Ginny no se puso a llorar, sino que se limitó a mirarlo a los ojos. – Voldemort utiliza a los seres queridos de sus enemigos. A ti ya te utilizó una vez como cebo, y únicamente porque eras la hermana de mi mejor amigo. Imagínate el peligro que correrías si siguiéramos juntos. Él se enterará, lo averiguará. Intentará llegar hasta mí a través de ti.

–¿Y si no me importara? – replicó Ginny.

–A mí sí me importa –repuso Harry –. ¿Cómo crees que me sentiría si éste fuera tu funeral... y si yo tuviera la culpa?.

Ginny desvió la mirada y se quedó contemplando el lago.

–En realidad, nunca renuncié a ti –dijo –. Aunque no lo parezca. Siempre albergué esperanzas... Hermione me aconsejó que me olvidara de ti, que saliera con otros chicos, que me relajara un poco cuando tú estuvieras presente, porque antes me quedaba muda en cuanto tú aparecías, ¿te acuerdas? Y ella creía que quizá te fijarías más en mí si yo me distanciaba un poco.

–Es muy inteligente –repuso Harry, y sonrió –. ¡Ojalá te hubiera pedido antes que salieras conmigo! Habríamos podido pasar mucho tiempo juntos... meses... años quizá.

–Pero estabas demasiado ocupado salvando el mundo mágico –sentenció Ginny con una risita –. Bueno, la verdad es que no me sorprende. Ya sabía que al final ocurriría esto. Estaba convencida de que no estarías contento si no perseguías a Voldemort. Quizás por eso es que me gustas tanto.

Harry creyó que no podría mantenerse firme en su propósito si seguía sentado al lado de Ginny. Observó que Ron abrazaba a Hermione y le acariciaba el cabello mientras ella lloraba con la cabeza apoyada en su hombre, y que a Ron también les resbalaban las lágrimas por su larga nariz. Con aire compungido, Harry se puso de pie, les dio la espalda a Ginny y al sepulcro de Dumbledore, y empezó a caminar por la orilla del lago. Se sentía mucho mejor caminando que sentado, y cuando empezara a buscar los Horrocruxes y matara a Voldemort, también se sentiría mejor que sólo pensando en ello...

Extracto de “Harry Potter VI”. J. K. Rowling.