Bernardo

Probablemente no haya en nuestra vida un instante más terrible que aquel en que uno descubre que su padre es un hombre… hecho de carne humana.

El respeto por la verdad es casi el fundamento de toda moral. “Nada puede surgir de la nada”. Esto es un profundo pensamiento si uno concibe hasta qué punto puede ser inestable “la verdad”.

lunes, enero 09, 2006

Love Parade I

Sábado, 16:00. Estaba leyendo un libro y esperando que el imponente Sol dejara de sopearme la polera (que no es la de Superman).

Miré por mi balcón. Nadie en la calle. Realmente el Sol tiene la Kga.

Me miré... y me vi un viejo cualquiera. Que hacia ahí, si muchas personas estaban pasándolo la raja en la Alameda.

Fui a mi habitación-cubículo-sucucho-madriguera y me bañe en bloqueador Factor 42. De ahí fueron sólo 15 minutos llegar a Plaza Italia.

Primer atao’... fila para entrar. Los Carabinieri estaba revisando si uno traía copete, drogas y no se que mas.

Yo iba tranquilo, sólo llevaba lo indispensable:


Billetera
Celular
Llaves de mi casa
Personal Sony Walkman SRF-M95, importado desde Hong-Kong (mi joyita que me acompaña a todas partes).

Sólo vestía una polera, un pantalón de tela delgada, zapatillas y un gorro.




Lo primero que vi (a parte de las minas) fue mucha gente mojada... y no estaba ni ahí con estarlo yo.

Comencé a caminar y empaparme de la música (yo escucho cualquier cosa... hasta regeton... pero mi alma es electrónica). En un momento me vi rodeado de mucha gente, todos pegajosos, con un olor a multitud a mí alrededor que agradecí andar olorosito, por que la verdad que el olor era asqueroso.

No sé como atravesé entre los carros-escenarios... mucha gente, pero el ambiente muy bakan... mucha gente, de varias edades... mucha gente, de varios colores... mucha gente, de distinta tendencia política... mucha gente, de distintas tendencias sexuales.... y yo, al medio (típico).

Miré... bailé... salté... volví a mirar... jotee... bailé... salté. Esto se repitió por mucho rato.

Sonó mi celular... era Luisa, que me preguntaba donde estaba y yo le respondí... me dijo que la esperara y la esperé.

Mientras esperaba, desde un edificio comenzaron a tirar agua... yo debajo, el agua arriba... rodeado de gente, que en ese momento se estaban convirtiendo en mis cofrades... sólo atine a cerrar los ojos y esperar... y al agua llegó... fresca y pura... limpiadora de culpa y pecado.

Fue muy refrescante (para el cuerpo y para mi alma electrónica)... yo estaba rodeado pero solo... con la multitud a mi alrededor meciéndome como un niño...

Me costo salir de ahí... por una parte no quería salir, por otra debía dejar que otras personas disfrutaran... jamás he sido egoísta.

Caminé y caminé... bailé y bailé... pero por sobre todo... miré.

Llegué a un carro-escenario de cristal, donde estaba la go-go dancer más espectacular que haya visto... Rubia, delgada, con lentes (no pude ver sus ojos) y con un bikini blanco...

Es verdad, casi todas las que estaban ahí eran iguales... pero ella se diferenciaba... bailaba en forma especial... una mezcla de torso, caderas, abdomen y cuello, acompañado de leves saltos (ella bien podría ser tu compañera de clases, o compañera de trabajo... o el viejo concepto de la vecina de al lado)... un ángel entre diablas... pero desde el principio supe que ella era la más diabla de todas.

Obviamente no era el único mirándola...

Al rato me llama Luisa... y me dice que esta al otro lado del carro-escenario que estaba mirando yo... Así que partí hacia allá, pasando entre la gente... a esa altura ya se me habían olvidado los modales y el “por favor” se había agotado hacia mucho rato. Al pasar sentía cuerpos pegados al mío... de minas y hombres (esto ultimo no era de mi agrado)...

Llegue donde Luisa, que estaba con Monserrat... en camino venían Rocío y una amiga. Nos quedamos escuchando música hasta que comenzó el cierre, tipo 21:00. De ahí nos fuimos al auto de Luisa, varias cuadras lejos de donde estábamos. Llegue a mi depto (en realidad me fueron a dejar) y era tiempo de comenzar a prepararme para la fiesta de cierre en estación Mapocho.